ABONO
SUSTANCIAS NITROGENADAS EN ABONOS
Las primeras materias abundantes y económicas que suministran el nitrógeno son: el nitrato de sosa, el nitrato de potasa, el sulfato amónico y las materias orgánicas nitrogenadas. El nitrato de sosa o nitro del Perú, se extrae en el Perú por medio del lavado de algunas arenas marinas impregnadas de dicha sal; hay también algunas llanadas, como la pampa del Tamarugal, que contienen en notable proporción el referido nitrato mezclado con otras sales y con la tierra. Se refina dos o tres veces por disolución y cristalización, con lo cual resulta en el estado bastante puro en que lo traen a Europa desde las costas occidentales de la América del Sur. El nitrato de sosa del comercio tiene una riqueza de 95 a 96 por ciento de nitrato puro, lo cual corresponde próximamente a 15,5 por ciento de nitrógeno. El nitrato de potasa, llamado tambien nitro o salitre, se fabrica en Europa en grandes cantidades para las necesidades de la guerra y de la agricultura, por doble descomposición entre el cloruro potásico y el nitrato de sosa; también se obtiene económicamente en las nitrerías o salitrerías naturales y artificiales (V. NITRO). Contiene este cuerpo de 13 a 13,5 por ciento de nitrógeno y de 44 a 45 por ciento de potasa.
El sulfato amónico se extrae hoy día en gran cantidad de las aguas del gas del alumbrado, esto es, de las que se emplean en el lavado de dicho gas, las cuales disuelven y retienen todo el amoniaco procedente de la destilación de la hulla; redestilando dichas aguas en aparatos a propósito y recogiendo en ácido sulfúrico los vapores amoniacales desprendidos, se obtiene el sulfato amónico casi puro, que contiene 20 por 100 de nitrógeno asimilable.
Las materias orgánicas nitrogenadas más ricas y por consiguiente más apreciadas para el objeto son: la sangre, procedente de los mataderos, la cual se deja coagular y se deseca y pulveriza; contiene en tal estado de 10 a 14 por 100 de nitrógeno. La carne de animales muertos y de los despojos de los mataderos, que se cuece en agua para separar la grasa, se deseca, se tuesta y se pulveriza; presenta entonces un 10 a 12 por 100 de nitrógeno. El cuerno y las pezuñas, que tostados y pulverizados contienen de 13 a 14 por 100 del referido elemento. Los despojos o desperdicios de pelo, lana y plumas que no pueden ser utilizados por ninguna otra industria, se emplean también en la fabricación de abonos porque contiene de 5 a 12 por 100 de nitrógeno; también se utilizan los cueros viejos, los desperdicios de las fabricas de cola, los panes o tortas que quedan después de la extracción del aceite de semillas oleaginosas (V. ACEITE), y finalmente las escamas, espinas y despojos de toda clase que resultan, en grandes cantidades, en todas las fábricas de salazón y conservas de pescados.
Todas estas materias nitrogenadas no tienen el mismo valor para la agricultura, ni aún proporcional al nitrógeno que contengan. El nitrógeno de los nitratos y del sulfato amónico es in mediata y directamente asimilable a las plantas; pero el nitrógeno de las materias orgánicas no puede ser absorbido y asimilado sino después de la descomposición total de las materias orgánicas, descomposición en virtud de la cual el nitrógeno queda en forma de nitrato o de amoniaco. Ahora bien, esta descomposición se efectúa con más o menos dificultad según la composición y estructura de la materia orgánica de que se trate, y según el medio en que se opere; y de cualquier modo siempre se efectúa perdiéndose parte del nitrógeno contenido en la referida materia orgánica. De aquí resulta que el valor del nitrógeno contenido en las materias orgánicas es siempre inferior al del que llevan las sales; este valor se gradúa en las distintas materias orgánicas según sea la facilidad de su descomposición, y las diversas manipulaciones industriales a que se sometan las materias primeras para dividirlas física o químicamente a fin de facilitar dicha descomposición.