ABONO
ABONOS NATURALES HUMANOS
Dase el nombre de feutas a las materias fecales del hombre empleadas como abono y cuyo aprovechamiento se halla bastante extendido en China, parte de Italia y Francia, Holanda, Bélgica y otros países. Se obtienen y emplean en estado líquido, constituyendo el abono flamenco, o sólidas y secas, en cuyo caso reciben el nombre de lenta desecada.
La feuta desecada o poudrette se prepara depositando las deyecciones del hombre en estanques poco profundos, dejando filtrar o expulsando las partes liquidas que vierten a pozos absorbentes o a cauces naturales de aguas y extrayendo después con dragas la materia pastosa que queda en los estanques para desecarla extendida en sitios enjutos y elevados. Este imperfecto procedimiento se critica con razón por la mayoría de los agrónomos, tanto por la gran cantidad de materia fertilizante que se volatiliza y desperdicia, como por las emanaciones perjudiciales que producen tales focos de infección. La fruta del comercio es pulverulenta, de colar moreno, distinguiéndose en su conjunto puntos blancos que parecen eflorescencias salinas, y es húmeda y untuosa al tacto, con olor empireumático, aunque poco sensible. Pesa de 65 a 67 kilogramos por hectolitro raso, o 78 kilogramos de la misma medida colmada.
Puede obtenerse la feuta por métodos mejores. Se empieza desinfectando, con 5 a 10 litros de un e disolución saturada de sulfato de magnesia y de sulfato de hierro, cada metro cúbico do materia fecal: después se añaden dos decilitros de otra solución saturada de carbonato potásico, con cinco céntimos de alquitrán y bencina; y se hacen circular las aguas sucias desinfectadas a través de faginas, donde se van incrustando los principios fijos, que luego se desprenden para obtener el abono. Este procedimiento consigue una materia de mayor riqueza nitrogenada, cote. la aparición de un polvo ligero, seco al tacto, de color moreno y con poco olor.
Admítese, en general, que la cantidad de deyecciones cuotidianas de un hombre adulto puede calcularse en unos 200 gramos, y la de sus orinas en 1,200 a 1,300 gramos; total 1,500 gramos, la cual da en números redondos 500 kilogramos anuales o medio metro cúbico. Una ciudad de 100,000 habitantes suministra, pues, anualmente a las alcantarillas 50,000 toneladas de inmundicia; esta cantidad se halla representada en París por 900,000 metros cúbicos, y en Londres, por 1.600,000 toneladas. Ahora bien, las orinas constituyen las cinco partes del producto excrementicio, y las materias sólidas sólo una sexta parte. Si se calcula en un gramo próximamente la cantidad de fosfato de cal que se elimina diariamente por las orinas (Lecann), y en 7 gramos la de los fosfatos de cal y fosfato amoniaco-magnésico que existen en las deyecciones cuotidianas de un adulto (Berzelius), resulta la cifra de 30 kilogramos próximamente, que representa la producción anual de un individuo en fosfatos, correspondiendo, por lo tanto, la de 54,000 toneladas de estos compuestos suministrados anualmente a las alcantarillas por la población parisiense.
M. Boussingault ha calculado, además, en 8,2 kg. la cantidad de nitrógeno que excreta al año un adulto; de suerte que por las alcantarillas de París circulan anualmente, con gran detrimento de la salud y de la agricultura, 14,000 toneladas, en peso, de nitrógeno.
Según estos datos, y refiriéndonos a Madrid, la cantidad de excrementos sólidos y de orinas que sus habitantes, calculados en 430,000, arrojan cada año a las alcantarillas, sería de 215,000 metros cúbicos, 12,900 toneladas de fosfatos y 3,400 toneladas, en peso, de nitrógeno, próximamente.
Considerando, pues, la importancia de esta cuestión, tanto bajo el punto de vista de higiene social, como de agricultura, se indicarán sumariamente todos los procedimientos seguidos para aprovechar, como abonos, las aguas fecales, pues aunque algunos de los productos resultantes deben considerarse como abonos industriales, no parece procedente dividir este estudio y se tildarán aquí todos los procedimientos.