ABANICO
ABANICO DE VIOLÍN, DE OLOR Y DE BOLSILLO
Son de nueva invención los abanicos denominados de violín, porque cerrados recuerdan algo este instrumento. Generalmente, están ribeteados de plumas de cisne y adornados con lentejuelas de oro, plata, acero, etc.; tal vez el capricho exige espejitos convexos en los padrones. En las plazas de toros suelen aparecer abanicos de vara y media de alto entre la gente de los tendidos de sol, que se procura sombra con ellos mientras no empieza la corrida.
La casa Kimmel de Londres es la inventora de los abanicos de olor, cuyo varillaje está hecho de madera impregnada, por medio de la prensa hidráulica, o la succión en el vacío, etc., en muy fragantes esencias, que duran tanto como el material del abanico; casi siempre los países se hallan adornados primorosísimamente con las flores cuyo olor despide el varillaje.
En España fue frecuente el emplear para los países de los abanicos cabritilla, vitela, delicado pergamino, y aun pieles de otra clase, impregnadas en olores, como el actual cuero de Rusia: hoy está casi abandonada esta fabricación.
Los abanicos de bolsillo se distinguen de todos los demás en que las espigas de las varillas no están pegadas a los países: el sitio que estas espigas deben ocupar se halla en hueco entre los dos sectores anulares; y, cuando el abanico está cerrado, las espigas pueden entrar y salir por esos huecos como estoques en sus vainas; pero, abierto el abanico, son imposibles tales entradas y salidas. La longitud de la carrera está limitada por topes convenientemente dispuestos en los padrones (que, naturalmente, son de dos piezas, una de lea cuales, la inferior, puede introducirse en la otra, la superior; como el tubo interior de un anteojo entra en el tubo exterior y sale de él). Estos abanicos, por poder reducir su longitud casi a la mitad, son muy usados en viajes, giras, corridas de toros, etc. Cuando la guerra de Abisinia, pusieron de moda los ingleses un aparato consistente en un tubo de unos 12 centímetros, dentro del cual cabe plegado un ánulo de papel, que, sacado por medio de un cordón, forma alrededor del tubo un abanico circular: otro cordón introduce el ánulo dentro del tubo cuando no m quiere hacer aire con él: estos abanicos abisinios, hechos casi todos en Londres, eran generalmente de papel de arroz.