ABANICO
LA MODA CHINA Y JAPONESA EN ABANICOS
Pero si el lenguaje va desapareciendo, y perdiendo, por consiguiente, el abanico uno de sus encantos mayores, en cambio ha llegado ¡ay! hasta nosotros la moda china y japonesa de escribir en ellos PENSAMIENTOS y también versos. ¡Qué horror! ¡Ay! ¡Cuánto crece con los versos la importancia social del abanico! ¡Cuánto vale, mientras se resiste, el solicitado vate, que ha de estrellar su ingenio en los repliegues del abanico traidor! “Ábrete tierra y trágame”, dice para sí el que se ve de improviso asaltado por diez o doce viejas de doscientos meses cada una, que, abanico en mano, arremeten contra él, aturdiéndolo a gritos y pidiéndole cada una para sí sola un pensamiento bonito, muy bonito. ¡Oh! ¡Felices los que nunca dieron en la peligrosa manía de pensar!
En estos últimos tiempos, los fabricantes de abanicos españoles han precavido con todo despacio y tranquilidad los peligros y naufragios del improvisar, dando pasto abundante y nutritivo a la manía china y japonesa de los versos en los abanicos; y, en verdad, que hay abanicos dignos de ser archivados sólo por lo selecto y poético de los cantares que entre preciosísimos arabescos esconden y atesoran.
Otras veces los abanicos son museos de ideas falsas y detestables alambicamientos, cuando no de exageraciones cursis del peor gusto posible: ¡eso sí! dichas muy bonitamente.
